26/12/10

abyecto/adviento

no había tenido la fortuna de pasar las sagradas fiestas de adviento en una situación crítica biológicamente, pero este año fue. de hecho las cosas parecen haber estado ahí por puro destino. desde el día 23, el encuentro con Keops, quien yacía caminando por las calles del centro -y de hecho podría ser una imagen de zombi, ese tan esperado devenir zombi, en este caso, más apropiado de la metáfora- y me regaló el concierto de Pompeya; llegar a casa a ver el dvd, y de repente volver a sentir esas cosas de antes, de los días pasados -días pesados? días leves?- sentir/viajar con música psicodélica  e imágenes perversas de la sepultada ciudad romana. al día siguiente un encuentro con Astrid, amado espacio de revelaciones, hablar de esto de aquello, cerveza roja, cerveza azul, charla, lágrimas, confesiones, revelaciones... ahora es ella la maestra, la que me enseña, la que me convence con el brillo de sus ojos y la fortaleza irremediable de su carácter... desentrañar una salsa de secretos. llegar a casa a cocinar, malestar interno, retorcijón visceral, tan visceral como la charla con Astrid; malestar, mi estómago se encoje, me encorvo, cocino, empaco regalos y atiendo al teléfono a Keops... me suministran agua de apio: maravilla de los remedios caseros: siento su cercanía, la necesito... ha sido un día hermoso, una charla hermosa, revelaciones complejas, secretos a la orden del día, la siento venir, frenesí ontológico, sagrada derrota, amado espacio del error, en un esfuerzo fina me levanto, pongo recta mi espalda -enfrentándola ella viene-, y de repente, la sensación, puré-za!, me arqueo maravillosamente, pornográficamente, reptilmente, nauseabundamente, me abro, me colapso, me dejo fluir, salsa llena de secretos mientras me abrazo al inodoro: la abyección, destino final del día de hoy. resultado parcial del devenir, porque un devenir nunca es total. la verdad al cien por ciento es tan peligrosa como el alcohol al cien por ciento. viejo freud. viejo perverso. no tomé alcohol al cien, máximo al 15 o al 20 y eso que exagero. la verdad tampoco fue al cien, pero fue letal. verdad, verdad.... qué decir de las verdades, parciales, complejas, inconexas, totales, tristes o no... vomité una exquisita salsa de secretos, la abyección, mi regalo de navidad, expulsar cargas, limpiar impurezas que intoxican: conocer o desconocer, qué mas da, pero abyección, pero limpieza.... adviento, el adviento de Rimbaud, claro que yo no terminaré de repente la relación con mi infierno, pero si con muchos demonios
gracias keops, gracias astrid por estos dos días
ahora algo para esperar la llegada del salvador

19/12/10

efeméride efímera

de gradación

siempre aguardé por esa "última espera"
un final feliz, como en las películas
con lágrimas y abrazos y agradecimientos y promesas
y sobretodo: de estar seguro de algo
ALGO
súbitamente
y con la temerosa conciencia de que algo así
habría de ocurrir
todos mis vacíos se encarnaron
se revolvieron     se arremolinaron
emanaron se su abyección
y me tomaron desprevenido
                       como siempre

¡si pudiera mirarme a los ojos!
pero solamente sigo aquí, adentro
mirando este denso adentro demencial

tan solo poder mirarme a los ojos
poder decirme una palabra
decirme ALGO
que suscite una convicción
una conmoción

si pudiera sanar esta soledad

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saqueado. ¿me he saqueado al punto de no saber/tener nada de mi?
ahí estábamos, tal vez algo se anidó en nuestros ojos... quién sabe...