8/10/11

4 de enero, viernes
Les ardoises du tot. Exceso de constatación. Aquí comienza a fallarle el duende a R.
Pero yo sé lo que necesito. Esto es lo trágico. Siempre lo encuentro por la mitad, correspondiendo a mi deseo al parte ausente y distinguiéndome por la que se ofrece.
Hacer el amor para ser por unas horas el centro de la noche.
Hacer el poema para desplegarse en su espacio o para erigirse en él como una estatua. Entre algunos pueblos civilizados  esta actitud lleva el nombre de narcisismo. Chez moi es un hábito parecido al de llorar de miedo cuando truena.
Cuando hablo con K. o con Q. me siento inmoral, casi diría, degenrada. Pensando en el asunto descubro ue nunca tuve prejuicios sexuales. Esto me asombra, dada mi educación y mi poca libertad "interna". El sexo o lo sexual es, para mí, el unico lugar en donde todo está permitido. Siempre lo sentí así. Quiero decri: para mí el acto sexual es independiente, una especie de zona cerrada por un círculo. Se puede hacer el amor con cualquiera sin que intervengan conceptos como amistad, amor, familia, etc. O sea: hacer el amor con un amigo no implica forzosamente un cambio de relación. Es como ir al cine: un silencio y una participación. Después se fuma, se habla y se discute. Ayer me reí cuando Q. -tiene treinta años y es virgen- afirmó que no tiene prejuicios sexuales pero que el acto de amor "tiene que ser una totalidad".


Extraído de los "Diarios" de Alejandra Pizarnik. Editurial Lumen.

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