7/7/10

Autoinvocación: Epi-logos

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De esta manera, no creo que haya alcanzado el fin de este escrito, pero si se que me sirvió de medio como coca cola para aflojar unos tornillos y causar unas cuantas gastritis. Pero qué importa, ¿Acaso importa? Se que las normas y técnicas se crearon por una importante razón, pero ya saben, en estos ámbitos de creación soy un poco testarudo para esas gramáticas del orden a no ser que sea irremediablemente necesario. No sé que cosas añadirle a mi credo, pero del revoltijo de ideas en las que realmente creo, me acuerdo de un pensamiento de Wilde, para escribir (y yo diría que para crear) se necesitan solamente dos cosas: tener algo que decir y decirlo.

Auf Wiedersehen

Diako

¿Quién soy?

I

El hijo de los dioses, la pesadilla de algún otro, la ilusión de tener todo un cuerpo par a mí; soy mi pié izquierdo enfrentando, aguerrido, la incontrolable tempestad de los días; soy mi cuerpo limpio y el agua sucia que baja helada por laberintos de cañerías, desembocando en el mar muerto; un lapso crítico de tiempo entre lo que debo hacer y lo que necesito hacer, un atleta contra la marcha de los motores para tan solo ser una máquina de sueño y pereza; soy un pasajero somnoliento que se bambolea como una llama agonizante; un perrito amaestrado sentado en algún esquina mirando fijamente al horizonte por una vana espera; amable perdedor, escalador de montañas, actor que quiere ser director, autor, escenógrafo y guionista de la misma farsa medieval, soy un crítico voraz, hipócrita hipocondriaco, soy el premio nobel a la caridad, el trofeo al terco perfecto, el amante perfecto, espécimen que más de una desearía tener en su casa; soy un santo de la intenciones y un pescador de los ojos; soy mi talento derrochado entre bandejas y almuerzos, mis preocupaciones y mis planes a medio terminar; un vidente de lo incrédulo, con el poder capaz de hacer procrear la hoja con el lápiz así el cáncer sea evidente; soy todo lo que quieres que sea, lo que necesito ser para mantener en pie mi empresa, mis ideales y mis anhelos de inmortalidad; lo que olvidé y dejé de ser, soy el ocio que perdí por preocuparme en las devastaciones de la vida.

II

Soy de nadie, pues soy tan solo el dominio de mi voluntad. No soy de patrias mentirosas e inconclusas, ni de cuerpos fogosos. No pertenezco a mis ideales metamorfos. Pues soy tan solo de mi condición cambiante, campante y contundente. Soy de cada anhelo. Soy de ninguna posesión. Pertenezco al reinado de la incertidumbre, del ocaso, del poder del destino y la voluntad libre. Pertenezco a los reinos invisibles, inexistentes en la esclavitud. Pertenezco a la no existencia, pues de mí brota el no-ser cuando se trata de mostrar mi verdadera esencia. Pues yo, en mi entera pasión y desenfreno, en mi profundo silencio y mi filtro de vidrio, solo soy de mi libertad.

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Después de esto seguiré ya posteando cosas del presente de nuevo.

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